"UNO ES DUEÑO DE LO QUE CALLA Y ESCLAVO DE LO QUE HABLA" (Sigmund Freud)

jueves, 15 de enero de 2009


La psicosis, realidad e irrealidad.
Todos los seres humanos nos movemos en un mundo real, un mundo formado por objetos animados e inanimados, pero con la característica especial de ocupar un lugar en el espacio físico, siguiendo las leyes naturales tienen peso, forma, volumen y otras características individuales que los definen y los hacen únicos, no hay dos objetos exactamente iguales, siempre habrá una diferencia aunque sea mínima entre ellos; convivimos con animales, plantas, personas, piedras, agua, aire y todos los objetos nombrables del universo, nos relacionamos con ellos, en diferente forma pero siempre estableciendo una relación recíproca, una relación de equilibrio; todos estos objetos universales existen independientemente de que tengamos conciencia de ellos; pero de los objetos que sí tenemos conciencia nos percatamos de ellos a través de un complejo sistema orgánico formado por los sentidos, vista, oído, olfato, entre otros; es por medio de los sentidos que los objetos toman forma en nuestra mente, adquieren significado; y una vez con esta imagen almacenada en nuestra mente es como nos podemos relacionar con ellos; es pues muy importante la integridad de nuestros sentidos para movernos en este mundo real, demasiado importante pero no suficiente; en algunas ocasiones nuestra mente nos juega algunas malas pasadas, puede distorsionar la información proveniente de nuestros sentidos, darle una interpretación errónea, y crear falsas imágenes, o más bien imágenes distorsionadas de los objetos reales, pero aquí lo esencial e importante es que estas imágenes tienen un referente externo que existe en la realidad, aunque nuestra interpretación mental sea equivocada; a estas imágenes distorsionadas las llamamos ilusiones.
Las ilusiones son muy frecuentes y pueden darse en situaciones de mucho estrés o cuando nuestros sentidos aún están disminuidos, tal es el caso de lo que ocurre cuando estamos comenzando a dormirnos, en ese momento de pasar del estado de vigilia al sueño nuestros sentidos están disminuidos y son muy susceptibles de distorsionar imágenes de objetos externos, entonces podemos escuchar una voz que grita nuestro nombre, o una sombra que pasa frente a nosotros; situación similar puede ocurrir al momento de despertarnos; y, como hemos mencionado, las ilusiones son muy frecuentes y no son signo de enfermedad mental.
Por otra parte existen formaciones mentales de imágenes que no tienen un referente en el mundo real, es decir, no existe algún objeto externo que provoque que nuestros sentidos lo perciban, capten e interpreten; la imagen final formada proviene de nuestra misma mente, surge espontáneamente, de la nada externa, por mecanismos que aún no somos capaces de conocer totalmente; esta imagen creada, sea una voz, una persona, un monstruo o cualquier objeto solamente existe en la mente de quien la ha creado, pero no puede ser identificado en el mundo real; estas imágenes se llaman alucinaciones.
Las alucinaciones casi siempre son un signo de enfermedad mental, ya sea esta enfermedad primaria en sí misma o secundaria a otras enfermedades orgánicas; son muchas las condiciones médicas capaces de generar alucinaciones, casi cualquier enfermedad complicada, como diabetes, hipertensión, etc; pueden producir un cuadro llamado delirium, en donde las alucinaciones pueden estar presentes; así mismo ocurre con las intoxicaciones o abstinencias de diversas drogas;
La característica de este tipo de alucinaciones es que aparecen en una persona médicamente enferma, muchas veces decimos “es que está delirando”, y la persona que las tiene la mayoría de las ocasiones puede darse cuenta de la falsedad de estas percepciones mentales, si no en el momento mismo, si poco después, cuando se ha recuperado físicamente.
Pero muy diferente es la cuestión de las alucinaciones en una persona médicamente sana, es decir, una persona que no padece ninguna enfermedad, ninguna alteración perceptible; aquella persona que percibe, mira y escucha personas, voces, monstruos, duendes, y una amplia gama de formaciones que están muy influidas por la cultura en la que vivimos; y aquí lo más importante y característico es el tipo de relación que se establece con estas formaciones.
Decíamos que la forma que adopten nuestras alucinaciones está muy influido por la cultura, si somos habitantes de un pueblito maya, probablemente veamos aluxes, si vivimos en la ciudad podremos alucinar personas, extraterrestres, etc; pero la relación que establecemos con la alucinación es lo característico de la enfermedad mental; la voz nos amenaza, nos insulta, se burla de nosotros, sentimos miedo, angustia, nos sentimos perseguidos, y comenzamos a encontrar pruebas de esa persecución, y lógicamente nos protegemos, nos escondemos, nos defendemos;
Y todo es real para nosotros, pero no para los demás, porque los otros no escuchan ni miran lo que nosotros; es entonces cuando hablamos de psicosis.
Psicosis entendida como esa pérdida del contacto con la realidad; escuchamos, vemos y sentimos cosas que no tienen un referente en el mundo externo, que no existen en la realidad, pero establecemos una vivencia con ellas, e influyen en nuestra conducta y nuestras relaciones con las personas que nos rodean, nuestro mundo se vuelve caótico y podemos mudarnos a un mundo completamente irreal; pero la mayoría de las ocasiones esa transición es gradual, esa entrada a un mundo irreal se anuncia con sensaciones de alejamiento y extrañeza de nuestro propio cuerpo, algunos hemos descrito pensamiento como “arde una parte de mi cerebro”, “siento caliente mi cabeza y mi corazón”, “mis sentidos son torpes”, “descoordinación entre mente y cuerpo”, “sensación de tener pensamiento pausado, sin fluidez”; así también sensaciones de distanciamiento y extrañeza con el mundo que nos rodea “dar valor significativo a cosas, colores, como si fueren señales”, y toda una serie de pensamiento similares, que demuestran ese alejamiento de nuestra mente y nuestro cuerpo, lo que hemos llamado escisión.
Y ese nuevo significado que adquieren los objetos externos, ese valor y significado que adquieren nuestras alucinaciones forma una estructura mental que llamamos delirio, entendido como un pensamiento falso, sin bases en la realidad, inflexible y resistente a la lógica, y que rige nuestra conducta; y es entonces cuando podemos entender la conducta de los psicóticos, actúan defendiéndose de sus perseguidores por lo que se ocultan, agreden, se agitan, etc.
En la psicosis la realidad y la irrealidad son confundidas, nosotros mismos, nuestros seres queridos y el mundo han adquirido un nuevo significado, nos percatamos de ese “algo” obvio que había estado oculto, de ese nuevo significado de nosotros mismos, y nuestra relación con el mundo cambia, y ese cambio se nos confirma a cada instante, ¿cómo no me había dado cuenta de las señales? Y somos los únicos que lo creemos, lo creamos y recreamos, para los demás nada de eso es real.


Dr. Javier Enrique Reza González.